Nos transformarnos en Quién recibimos.
Nuestra participación en el cuerpo y en la sangre de Cristo no tiene otro objetivo que el de transformarnos en Aquél a quien recibimos: a hacernos revestir, en todo, en el cuerpo, en el alma, de aquél en el cual morimos, somos sepultados y resucitamos.
San León Magno
http://www.sancta-missa-cotidiana.org/es/
Hola María Nancy, para nosotros la Eucaristía lo es todo, lo que comulgamos lo profesamos en actos de misericordia.
ResponderEliminarUn gran abrazo