Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? María respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras?
¿A quién buscas? Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jesús le dijo: ¡María! Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: ¡Raboní!, es decir, ¡Maestro! Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes'. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
"Mujer, ¿por qué lloras?", le pregunta Jesús a María Magdalena. Pero también la repite a los cristianos de hoy: "Cristiano, ¿por qué lloras? ¿Por qué te angustias por tus problemas, como si Yo no existiera? ¿Por qué no dejas de tratarme como a un cadáver, y vienes a Mí, que estoy en la Eucaristía, para que pueda obrar para ti milagros que ni siquiera puedes imaginar? Ven a Mí, adórame en la Eucaristía, recíbeme en tu corazón, y verás que no estoy muerto, que he resucitado y que tengo para ti un destino de alegría eterna".
http://www.iglesia.org/videos/item/860-mujer-%C2%BFpor-qu%C3%A9-lloras
feliz Pascua de resurrección.
ResponderEliminarNo me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
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