Creo, Jesús mío, que estáis en el Santísimo Sacramento; os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi
alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Como si
ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos. No permitáis, Señor, que vuelva jamás a abandonaros.
Autor: San Alfonso María de Ligorio
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Porque en cada una de las siguientes VISITAS AL SANTÍSIMO, según Santo Tomás, en
un ardiente deseo de recibir a Jesús SACRAMENTO ha de hacerse la Comunión
espiritual, será bien explicar qué cosa sea y de cuánto provecho.
La Comunión Espiritual consiste en ponerse en presencia de Jesús Sacramentado y en
darle un amoroso abrazo, como si ya lo hubiéramos recibido.
Cuán agradable sea a Dios esta espiritual Comunión, y cuántas las gracias que por ella
se nos conceden, lo manifestó el Señor a su sierva Sor Paula Maresca, fundadora del
Monasterio de Santa Catalina de Siena, en Nápoles, mostrándole (como en su vida se refiere) dos vasos preciosos,
de oro el uno y el otro de plata; y diciéndole que en el de oro conservaba sus comuniones sacramentales, y en el de
plata las espirituales. Y a la beata Juana de la Cruz le dijo que cada vez que comulgaba espiritualmente, recibía la
misma gracia que si hubiese realmente comulgado. Baste sobre todo saber que el Sacro Concilio de Trento alaba
mucho la Comunión espiritual, y exhorta a los fieles a practicarla.
Por eso todas las almas devotas suelen hacer a menudo este santo ejercicio de la Comunión espiritual. La beata
Águeda de la Cruz lo hacía doscientas veces al día. Y el Padre Pedro Fabro, primer compañero de San Ignacio,
decía que para hacer bien la Comunión sacramental, ayuda sobremanera el comulgar espiritualmente.
Estimúlese, pues, quien desee adelantar en el amor de Jesucristo, a practicar la espiritual Comunión, siquiera una
vez en cada Visita al Santísimo Sacramento, y en cada Misa que oyere; aunque mejor sería repetirla tres veces en
esta última ocasión , o sea al principio de la Misa, al medio y al fin. Es la tal devoción mucho más provechosa de lo
que algunos juzgan, y al mismo tiempo facilísima. Decía la mencionada beata Juana de la Cruz, que la Comunión
espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director, y a la hora que
nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha.
(Se ganan 3 años de Indulgencia cada vez. Plenaria al mes haciéndola todos los días. (Penit. 25 febrero 1933. )
Gracias por esta espíritual entrada de la que mucho he aprendido.
ResponderEliminarDios te bendiga María Nancy.
¡Gracias María Mancy! Una catequesis muy importante.
ResponderEliminarOjala la lea muchas almas para poder beneficiarse con
ella.Hagamos muchas comuniones espirituales.
Un abrazo.Dios y la Virgen te bendigan.
Hola Maria: me ha encantado tu entrada, gracias por compartirla.
ResponderEliminarDios te bendiga.
Un abrazo.