martes, 8 de noviembre de 2011

Saber recibir

Para aprovechar santamente de las alegrías, hemos de aceptarlas con acción de gracias a María, nuestra Madre, gozándolas como un niño que alegra a su madre al apreciar el pequeño placer que ella le procura.
Esta simplicidad, que excluye toda la búsqueda personal, todo afán de propiedad, es un acto de amor que alegra el Corazón de Nuestra Madre.
Sepamos aceptar la alegría tanto como la pena: ambas nos llegan de las manos de Nuestra Madre . La glorificamos cuando sabemos apreciar la dulzura de sus dones.
(La vida en María,P. Jacquier)
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Tí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario